SOBRE LA LINTERNA ROJA
Es
evidente que Zhang Yimou siente una especial predilección
por las mujeres a la hora de realizar sus películas. De
hecho, en todas ellas, el personaje que lleva el peso de la historia
es una mujer, siempre resuelta que lucha por aquello que quiere
conseguir. Él mismo afirma que le interesa tanto el mundo
femenino precisamente porque él no es mujer, lo observa como
algo que descubrir. Pero no es sólo eso. Las mujeres del
universo fílmico de Yimou, no sólo se representan
a sí mismas, sino que, en cierta manera, también representan
a la misma China, su espíritu, su evolución, sus inseguridades
y su fuerza.
Aunque todas sus películas
están ambientadas en China y tratan sobre su cultura y sus
peculiaridades, esto no es traba para que estas historias se extrapolen
fácilmente y todos las podamos entender y disfrutar.
LA LINTERNA ROJA se puede considerar
la tercera de una trilogía formada además por SORGO
ROJO y JU DOU, SEMILLA DE CRISANTEMO, las tres protagonizadas por
Gong Li y ambientadas en las primeras décadas del siglo XX.
Obtuvo en Venecia un León de Plata, el premio Fipresi y el
Premio Elvira Notari; en Valladolid, el Premio a Mejor Fotografía;
y estuvo nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera.
LA LINTERNA ROJA armoniza de
forma exquisita unas imágenes brillantes, equilibradas y
sosegadas, de cuidada ambientación y fotografía, con
la densidad de las pasiones que muestran, donde los personajes,
perfectamente definidos, se nos van descubriendo poco a poco. Yimou
posee un ritmo tranquilo que combina los primeros planos con planos
generales, y que siente cierto disfrute viendo las cosas frontalmente.
La
película nos muestra la vida de las cuatro esposas de un
hombre rico que viven en una gran casa. El hombre es el dueño
y señor y las mujeres son de su propiedad. Él manda
y ellas tienen que obedecer. Pero LA LINTERNA ROJA no sólo
nos muestra la opresión de estas mujeres encerradas en una
especie de cárcel, sino que va más allá y vemos
las mezquindades de que son capaces estas personas que, en vez de
solidarizarse ante un enemigo común y ayudarse las unas a
las otras, luchan de forma sutil y deleznable, haciéndose
daño, para detentar el número uno de preferencia ante
su amo. Esas cuatro paredes, este patio interior, típico
de las casas chinas, se convierten en un microuniverso -que no quiere
saber que fuera hay otras alternativas- en el que hasta el más
pequeño detalle adquiere la mayor relevancia, donde priman
las falsas apariencias y las "puñaladas por la espalda".
Las protagonistas de
las dos anteriores películas -SORGO ROJO y SEMILLA DE CRISANTEMO-
deciden luchar y convertirse en dueñas de su destino. Pero
Songlian decide acatar las leyes de la sociedad feudal y, por tanto,
sufrir. La determinación con la que nos dice que se va a
casar en un primer plano que parece que mira a cámara y,
por lo tanto, a nosotros pero, que si observamos un poco, vemos
esa mirada perdida de ensimismamiento que deja traslucir que no
ve a nadie, que se está imaginando en futuro que le espera,
un futuro nada complaciente, pero que ella cree que va a poder variar
con su tenacidad e inteligencia. Finalmente, las lágrimas
corren por su rostro una vez confirma su decisión a su madrastra.
"Es el destino de las mujeres." Nos está diciendo,
no lo quiero hacer, pero en la situación en la que me encuentro,
no veo otra salida. Y puesta a elegir, prefiere ser la concubina
de un hombre rico a la esposa de un hombre pobre.
Nada
más llegar a la casa de su marido y, a partir de ahora Amo
como lo llaman todas sus esposas, observamos el primer signo de
rebeldía al no aceptar la silla nupcial que le mandan. El
criado con el que se encuentra a su llegada, al comentárselo,
recibe como respuesta: "He preferido andar".
Una vez más, cuando
el criado la lleva hasta el altar de los antepasados y le dice que
se arrodille, ella lo ignora.
Todas las noches, está
establecida la costumbre de que todas las Damas salgan al patio
y esperen la decisión del Amo de con cual de ellas va a pasar
la noche. Un criado coloca una linterna roja delante de los aposentos
de la concubina que gozará de los favores del Señor.
Una costumbre que, además de humillante, refuerza el sentimiento
de hostilidad entre ellas, porque esa linterna también tiene
un segundo mensaje y es para las no elegidas, las rechazadas públicamente.
Esto genera un profundo resentimiento entre ellas, ya que esa linterna
significa poder, el único que pueden conseguir; hasta los
criados son conscientes de ese hecho despreciando y restándole
autoridad a aquella Dama que, durante tiempo, no consiga -mediante
argucias, como vemos a lo largo de la película- que la linterna
se pare delante de su puerta.
Songlian pronto descubre que
se encuentra dentro de una guerra no declarada, en la que cada una
lucha con lo que puede. Elige la sumisión dentro del sistema,
decidiendo participar en un juego por el poder, para llegar a ser
la favorita del hombre todopoderoso. Urde un plan que culmina en
fracaso, le hace caer en la desgracia, y, además, provoca
la de otra mujer.
La figura del hombre, del dueño
de la casa y también de ellas, no aparece de forma nítida.
Es una presencia que siempre sentimos, pero que nunca es explícita.
Físicamente lo vemos poco y cuando aparece en pantalla es
en planos muy generales, o de espaldas o a través de cortinas.
Si tuviéramos que describirle, seríamos incapaces
de hacerlo. Y así es, porque así es como ellas sienten
su presencia, siempre latente aunque no esté presente.
Un dato importante, es el hecho
de cómo las diferentes concubinas utilizan, mediante engaños,
el poder del hombre. Son cómplices del mismo y ayudan a perpetuarlo,
siguiendo los intereses más egoistas. Él está
siendo utilizado por las mujeres, que son las, que conscientes de
las reglas, las utilizan para su provecho.
La
otra figura masculina importante en la historia, más por
el papel que desempeña, que por la importancia que tiene
dentro de la trama, es el hijo mayor del esposo, al que llaman Joven
Maestro. Representa a la nueva generación, menos apegada
a las tradiciones y que deja que las mujeres miren de frente, es
decir, que dejen esa posición de sumisión que está
representada en la mirada baja. En la película esta figura
y Songlian sólo se encuentran en dos ocasiones, pero podemos
observar que sienten cierta atracción el uno hacia el otro.
Para ella, quizás representa la libertad que tuvo en la universidad
y que añora. Para él, quizás sólo es
atracción física, quizás es lástima
al conocer su destino. Pero él es cobarde, puede que no esté
de acuerdo con las tradiciones que está representada en la
figura de su padre, pero no es capaz de enfrentarse a la tradición
y menos por una persona que no sea él mismo. En su segundo
encuentro, casi al final, ella pronuncia su nombre, y por el tono
de su voz y su mirada suplicante sabemos que le está pidiendo
ayuda desesperadamente para salir de la situación que es
como un agujero en la que está cayendo en espiral. Pero él,
sin ser capaz de mirarle a la cara, sale de la estancia huyendo
de esa súplica.
Poco después contempla
impasible el escándalo que provoca la borrachera de ella
y que desencadenará la tragedia. Parece apenado por todo
lo que está sucediendo pero no hace nada para remediarlo.
Este comportamiento le convierte en cómplice de los acontecimientos.
La muerte de la cantante de
ópera a manos de los criados de la casa, demuestra hasta
qué punto las mujeres eran un objeto y una posesión
del hombre al que, con razón llamaban amo.
La belleza con la que Yimou
relata la ejecución, siempre fuera de campo, vista a través
de los ojos de Songlian, magnifica el horror del acto. Significativo
es, también, el hecho de que los hombres salgan corriendo
después de cometer el asesinato.
"Estás loca. Has
perdido el juicio", le dice el esposo a Songlian cuando ella
después de observarlo todo, es incapaz de decir otra cosa
que no sea: "asesinos, asesinos".
Durante siglos, la locura ha
significado, para aquellas mujeres que no fueron capaces de afrontar
la crudeza de la situación que vivieron en un medio que les
era hostil, la única salida. Y después del alcohol,
que no le sirvió de mucho a la Cuarta Dama, porque después
de que pasen los efectos de la borrachera, tiene que afrontar otra
vez la realidad, cae en la locura como única vía de
escape ante el horror que ha presenciado y del que se sabe, en parte,
responsable.
También bellísimo
el homenaje que Songlian le hace a la cantante encendiendo todas
las luces de su casa y poniendo sus discos de canciones, haciendo
creer a los criados que el fantasma de la muerta ha vuelto para
atormentarlos.
Rosa Crego
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