El
25 de noviembre Walter Weller volvía al Palau con un monográfico
sobre Mozart al frente de la Orquesta de Valencia. Junto a él
Salvador Martínez y Luisa Domingo, dos músicos de
la casa, en el Concierto para flauta, arpa y orquesta. Los dos valencianos
estuvieron a la altura de un Weller que se encuentra cómodo
con Mozart. Por más que la música no sepa de geografía
y que Weller cultive repertorios románticos, el vienés
es tan austriaco como el genio de Salzburgo.
La primera parte incluía
la Sinfonía nº 9 y el Concierto para flauta, arpa y
orquesta; ambas en Do Mayor. La gran riqueza dinámica en
el fraseo de Salvador Martínez y el preciso sonido del arpa
en manos de Luisa Domingo llevaron a buen puerto un conjunto de
duro timón. Weller, por su parte, logró mayor sincronización
con los solistas que con la orquesta.
La Sinfonía "Júpiter",
también en Do Mayor, reanudaba el concierto. Weller sabe
bien de qué hablamos cuando el programa indica Sinfonía
nº 41. Un Allegro vivace impetuoso y de gran brillantez suponía
un buen comienzo. Sin embargo, la exigente delicadeza del Andante
cantábile es de difícil factura. El vienés
intentó mostrarla en la medida de lo posible, por encima
de ciertas imprecisiones. Tras un Minuetto de transición,
todo se arregló con un gran Finale. Con él volvía
todo el ímpetu mozartiano desplegado en los compases iniciales.
Así lo entendío también el público,
que le obsequió con una cumplida ovación.